Lectura Expresión Oral y Escrita

                                                                                 

Tema: Comunicación

Subtema: Lenguaje Objetual 

Dra. Olga Marisa Durán Gonzáles

Gerardo Nicolás Durán Mireles

CETis 77

Producción Industrial  

1ro M 

06/09/2018

Lenguajes Objetuales 






Lenguaje objetual
El fenómeno de los lenguajes objetuales
Una vez establecida la idea de posicionar por me-dio de la aplicación de lenguajes en los objetos, entra-remos a analizar la riqueza, objetividad y valores que adquieren éstos cuando le son aplicados conceptos de comunicación y concretamente lenguajes.
De modo genérico, el lenguaje se entiende, más que como un medio de expresión, como un sistema de comunicación, por lo que es una creación de la colectividad que ningún individuo o ente aislado puede llegar a dominar enteramente; se desarrolla de acuerdo con las necesidades humanas a medida que el contexto varía y nuevas concepciones sociales y cultura-les aparecen, desaparecen o se desarrollan. El lengua-je cambia también, se adapta a otras funciones y comunica otras expresiones. Todo lo que el hombre ha sido, es y quiere ser es comunicado a través de algún tipo de lenguaje, (12) constituyéndose en el más perfecto, útil y objetivo delos sistemas de comunicación que emplean los hombres.
Un modo de significación objetual donde  no exista un lenguaje o algún código, y por consiguiente en el que no exista significado ni coherencia, queda reducido a un proceso estímulo-respuesta, sometido a los rigores de una aleatoriedad total en donde la connotación es un factor absolutamente subjetivo y la memoria  residualidad sobre los mensajes no se darían.
Entonces, cuando aplicamos un lenguaje en los objetos, estos comunican, hacen común a alguien, algo y de esta manera proyectan con orden lo que quieren decir y sus objetivos, por tal motivo la comunicación objetual en este caso se refiere a:
·         El objeto, como medio morfológico portador de mensajes.
·         El lenguaje, como sistema conceptual capaz de establecer una gran variedad de mensajes objetuales y a través del cual, igualmente se hacen entendibles, complejos y permanentes desde un emisor (empresa, gobierno, industria) hacia u receptor (usuario, lector, consumidor) en un territorio ( sillas, gafas, muebles, estilógrafo).
A través del lenguaje objetual la cultura adquiere la posibilidad de lectura, entendimiento, comprensión y memoria de todos y cada uno de los significados que poseen los objetos de un emisor, por lo que su uso equilibra la aleatoriedad de la connotación, imprimiéndole el orden, peculiaridad, memoria y permanencia necesaria para posicionar.
El lenguaje objetual debe ser entendido como un sistema de signos morfológicos coherentes y específicos, desde y para contextos y territorios determinados, estableciendo una manera identificable de designación de los objetos, su significado a fin de generar un espacio (conjunto de referentes pragmáticos) en la mente del receptor, que siendo estable en él, posibilite por efectos en la residualidad (morfológica, praxológica y semiológica) perfeccionar y volver más complejo el mensaje, retroalimentando dicha residualidad y por consiguiente posicionando evolutiva y progresivamente los mensajes del lenguaje en el receptor (ya lector cautivo)

Efectos culturales del lenguaje objetual
Así pues, el lenguaje objetual se constituye como un sistema morfológico intra e introbjetual de expresión y designación configurativa, cuya constancia y permanencia de los elementos morfológicos genera memoria, aprendizaje y conocimiento entendidos como:
Información: hace referencia al mensaje o idea cultural que entrega el emisor por medio de sus objetos.
·         Memoria: se refiere a la condición cultural que adquiere el grupo, debido al hecho de que el lenguaje relaciona y alimenta las residualidades de la información que produjo el mensaje, conllevando a un posterior aprendizaje de este.
·         Conocimiento: se refiere al enriquecimiento cultural, por información, asociación y memoria de los valores y bagajes de interpretación tanto del emisor como del contexto receptor, además será el canal retroalimentador del lenguaje y donde se evidencia el posicionamiento.
·         En el receptor: confirma los referentes pragmáticos adquiridos, así como las expectativas y define criterios de afinidad empatía y oportunidad.
·         En la cultura: desarrolla los recursos de metabolización, consolidando la ecoestética como sistema estable abierto y ampliando la alfabetividad visual individual y colectiva.
·         En el emisor: le da una identificación a la imagen empresarial y una ruta evolutiva.

Tipología de los lenguajes objetuales
Existen varios manejos de los lenguajes objetuales, el primero es excluyente, selectivo y referenciado al contexto, tiende hacia la especificidad del mensaje que se quiere transmitir, requiriendo por consiguiente un adiestramiento cultural previo o paralelo tanto por parte del emisor, como del receptor. Utiliza signos y estructuras formales cuya génesis es el seno mismo de las costumbre y valores del contexto cultural en el cual se desplaza, este tipo de lenguaje, por involucrar la especificidad, desarrolla de manera eficaz y objetiva al emisor, así como al receptor cultural.
Por el contrario, los lenguajes objetuales de contexto global nos hablan de una carencia de especificidad del mensaje objetual, por lo que o se hace necesario un adiestramiento anterior o paralelo, utilizan signos y estructuras banales o gestálticas y sin referencia cultural, por su calidad precaria son de fácil entendimiento y lectura, y aunque suene discutible, no aportan consecuentemente al desarrollo cultural y social del contexto situacional donde se desplazan.

 Análisis sistemático de los lenguajes objetuales
En todo grupo humano la comunicación se constituye en un vínculo de cohesión entre sus miembros y en instrumento de desarrollo. Dentro de ésta el lenguaje se nos ofrece no sólo como excelente medio de comunicación, sino también como herramienta poderosa que adquiere el hombre para conocer y aprehender la realidad, canalizar la expresión de sus necesidades, afectos y experiencias; establecer relaciones socio-culturales y producir creativa y coherentemente en el campo científico, tecnológico y artístico.
El objeto, que pertenece esencialmente al universo de la cotidianidad, entendido como un medio de comunicación, se ha convertido en elemento fundamental de nuestro entorno social; pues es un sistema de signos (de sí mismo y/o de otro acontecimiento socio-cultural), capaz de ser vehículo que porta y transmite mensajes, expresiones e ideas; afecta y transforma el entorno y sistema cultural que pone de manifiesto y por consiguiente es un importante mediador social. Por ello, el objeto debe ser considerado como otra fuerza social que actúa como la representación y el reflejo de un determinado contexto cultural.
En todo grupo humano la comunicación se constituye en un vínculo de cohesión entre sus miembros y en instrumento de desarrollo. Dentro de ésta el lenguaje se nos ofrece no sólo como excelente medio de comunicación, sino también como herramienta poderosa que adquiere el hombre para conocer y aprehender la realidad, canalizar la expresión de sus necesidades, afectos y experiencias; establecer relaciones socio-culturales y producir creativa y coherentemente en el campo científico, tecnológico y artístico.
El objeto, que pertenece esencialmente al universo de la cotidianidad, entendido como un medio de comunicación, se ha convertido en elemento fundamental de nuestro entorno social; pues es un sistema de signos (de sí mismo y/o de otro acontecimiento socio-cultural), capaz de ser vehículo que porta y transmite mensajes, expresiones e ideas; afecta y transforma el entorno y sistema cultural que pone de manifiesto y por consiguiente es un importante mediador social. Por ello, el objeto debe ser considerado como otra fuerza social que actúa como la representación y el reflejo de un determinado contexto cultural.
 En todo grupo humano la comunicación se constituye en un vínculo de cohesión entre sus miembros y en instrumento de desarrollo. Dentro de ésta el lenguaje se nos ofrece no sólo como excelente medio de comunicación, sino también como herramienta poderosa que adquiere el hombre para conocer y aprehender la realidad, canalizar la expresión de sus necesidades, afectos y experiencias; establecer relaciones socio-culturales y producir creativa y coherentemente en el campo científico, tecnológico y artístico.
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El objeto, que pertenece esencialmente al universo de la cotidianidad, entendido como un medio de comunicación, se ha convertido en elemento fundamental de nuestro entorno social; pues es un sistema de signos (de sí mismo y/o de otro acontecimiento socio-cultural), capaz de ser vehículo que porta y transmite mensajes, expresiones e ideas; afecta y transforma el entorno y sistema cultural que pone de manifiesto y por consiguiente es un importante mediador social.

Semiótica de un lenguaje objetual.
Es necesario aclarar, como primera instancia, que a nivel de significados el lenguaje objetual debe establecerse mediante la relación de las dimensiones denotativa y connotativa para poderse generar, debido a que: La denotación es la relación unívoca que existe entre el concepto significado (mensaje) por una unidad léxica (soporte) y un conjunto de objetos de la realidad (referente). Así por ejemplo, mesa hace referencia por denotación (función) a todas y cada una de las mesas imaginables del conjunto de las existidas, existentes o por existir (refiriéndose al arquetipo de una mesa). En otro sentido la connotación se refiere al carácter significativo de ciertos subsistemas o elementos de un objeto (calidades, cualidades y accidentes) y sus condiciones específicas dentro de un contexto y territorio de referencia única o perfectamente delimitada por el sistema. Por lo cual estas dos dimensiones se deben relacionar para complementar la significación del mensaje y así poder generar el lenguaje.
Se ha mencionado anteriormente, que los lenguajes objetuales son un sistema de comunicación, conformado por unos elementos morfológicos y reglas de ordenación determinadas, es decir, son una estructura de signos morfológicos relacionados en su totalidad con la facultad semiótica que se encarga de darle factibilidad al signo y sus relaciones sistémicas. El lenguaje, es pues, un sistema de signos y la semiología es la ciencia que estudia el lenguaje, de aquí la importancia de analizar cómo es que esta ciencia trata su estudio.
La semiología es la ciencia encargada de estudiar al signo desde un punto de vista integral y sus relaciones sistémicas con otros signos; también identifica los demás elementos constitutivos del lenguaje. Considera al signo a través de tres componentes así:
• Semántico
Son los elementos morfológicos (semas), entendidos como la mínima cantidad de significación y praxis susceptibles de ser expresadas morfológicamente.
• Sintáctico
Considera las unidades semánticas como susceptibles de ser insertadas en secuencias y relaciones según unos órdenes combinatorios (sintaxis); esta consideración estudia la estructura intra e interfigural de la parte significante y significativa de los objetos.
• Pragmático
Éste se encarga de la contextualización de los signos, del posicionamiento como la equifinalidad del lenguaje, pues considera al signo diacrónicamente en relación con sus propios orígenes, sincrónicamente en relación con los efectos sobre sus destinatarios, y confirmando la capacidad residual como posicionamiento.
Un lenguaje es un posicionamiento dentro de un determinado territorio de objetos y contexto socio-cultural. Si un emisor no produce más objetos que los de ese determinado territorio y contexto, entonces se perfeccionará o especializará en ese solo lenguaje. Existe la posibilidad de que un emisor diseñe un lenguaje de unas cualidades y calidades tales, que no necesite de más y que le dé para una gran cantidad de tiempo (tal es el caso de lenguajes como el de algunos automóviles). Pero si por el contrario un emisor produce más objetos que los de ese determinado territorio y contexto pues entonces, tendrá que contextualizarlos y manejar dos o más sublenguajes que, leídos sistémicamente, conformen un solo lenguaje.
Entonces, el proyectista (emisor) diseña un concepto con el que intentará orientar y desarrollar las expectativas y necesidades del contexto cultural y del territorio; esta teoría conceptual será la que se convertirá en un lenguaje morfológico.
Se generan pues, los componentes semántico, sintáctico, identificando el pragmático, tal como se explicó anteriormente. El semántico será un grupo singular de gestaltemas (contorno, volumen, profundidad...) más la suma de connotaciones perceptivas o semas (c. semántico-pragmático), las cuales se establecerán dentro de unas estructuras singulares de orden y correlación entre ellos o sintaxis (sintáctico pragmático).
En este momento el proyectista ha desarrollado un lenguaje objetual, originando con ello unos patrones de comportamiento formal que son elementos configuracionales resultantes de una morfogénesis proyectual dentro de una estructura morfológica de semas y órdenes (lenguaje).
Lo siguiente, es posicionar este lenguaje, para lo cual se proponen dos procesos: el pasivo o natural y el activo o estilémico.
El primero es el proceso normal de textualización perceptual, en el que un lenguaje se posiciona en la mente del receptor como resultado de la permanencia y residualidad (como ya se ha explicado); pero que en el caso de algunas perspectivas y mensajes culturales y/o empresariales podría resultar lento y subjetivo.
Por lo cual el segundo proceso se convierte en una herramienta más eficiente para posicionar. Consiste en reconocer la preexistencia paralela al lenguaje de unos patrones formales de comportamiento ya posicionados en los contextos y territorios donde se va a desplazar el lenguaje. Estos patrones formales contextuales y de territorio constituyen estilemas, los cuales servirán como vehículos morfológicos para garantizar y apropiar la lectura del mensaje; por lo cual los patrones formales del lenguaje tendrán que procesar éstos, a fin de acelerar y objetivizar el proceso de posicionamiento.
Estos estilemas son de carácter perceptivo, son expresiones morfológicas culturales, es decir, nacen y se desplazan en el contexto y territorio donde se
posicionará, por lo que son formas de fácil e inmediata lectura, entendimiento y aprendizaje; pueden ser de carácter intralingüístico, intraformal, interconfigural, interfigural, intrafigural, etc. Pueden ser formas (semas), ordenes (sintaxis) o las dos. En este último caso, los estilemas son semas con unas leyes de correlación establecidas, que al estar ya posicionadas, son leídas culturalmente como una totalidad sistémica (estructura morfológica).

Lenguajes objetuales y posicionamiento.
 Es importante que el lenguaje se flexibilice para poder procesar los estilemas contextuales y paradigmáticos, pues éstos acelerarán su condición de patrón y los convertirán en estilemas de posicionamiento. El modo como cada proyectista los procese, dependerá de cada caso específico, por lo que se evidenciarán, como punto de partida, algunos procederes generales:
• Utilizar exactamente los estilemas ecoestéticos y paradigmáticos (estrategia que parte del estado del entorno).
• Para acelerar el posicionamiento el lenguaje se da dosificado. Se usarían entonces muchos estilemas ecoestéticos y todo el arquetipo (paradigmático), involucrando cada vez más patrones formales (del lenguaje emisor) hasta cuando genera estilemas de posicionamiento.
• Desarrollar relaciones entre estilemas  contextuales y de territorio con los patrones del lenguaje a través de mímesis, analogía u homología.
• Usar los rasgos morfológicos más significativos de los estilemas; por ejemplo, utilizar únicamente su condición semántica (formas) o únicamente su condición sintáctica (órdenes, posiciones o correlaciones) o algunas partes de las dos condiciones alterando las otras; lo importante es que sea coherente.
Lenguaje de posicionamento, estilemas paradigmáticos, estilemas contextuales, patrón morfológico y proyectista.
Que sea capaz de mantener esencias configuracionales propias de ese determinado contexto y territorio que garantizarán el entendimiento de esa nueva significación y praxis al igual que el posicionamiento de éstas.
• Cuando el contexto o el territorio es muy pobre en términos estilémicos, entonces se pueden utilizar por analogía u homología, estilemas de contextos o territorios relacionables. Estructura morfogenética de un lenguaje para posicionar Existen varias posibilidades o modos de manejar sistémicamente un lenguaje objetual, las cuales generarían consecuentemente estructuras y estrategias concretas de posicionamiento. El proyectista, además de diseñar el lenguaje, establece las estructuras o estrategias idóneas de cómo deberá ser utilizado y aplicado el lenguaje en las diferentes tipologías objetuales, teniendo en cuenta todos los factores que determinarán el comportamiento de éste en el contexto y territorio. Sin el ánimo de un parecer metodológico y teniendo en cuenta que cada caso requiere de una solución específica y objetiva para su desarrollo.
Identificación del entorno estilémico
La génesis de los estilemas radica en la manera en cómo a través de ciertas formas o configuratividades (unos semas con una sintaxis), la cotidianidad de ciertos individuos (grupo socio-cultural) entiende los mensajes que éstos emiten. Cada contexto y territorio tendrá posicionados estos estilemas de manera diferente, siendo que mientras para unas culturas ciertas formas y arquetipos emiten ciertos significados y praxis, para otras quizás sea diferente. Cada cultura ha desarrollado su propia estructura configuracional y por medio de ésta explica sus necesidades, anhelos y experiencias; no obstante es posible encontrar estilemas cuyos significados y praxis sean entendibles para una gran cantidad de contextos. Identificación de los estilemas: Es apenas obvio que un contexto cultural y territorio objetual posea una gran cantidad de formas y arquetipos, pero lo importante radica en identificar cuáles son verdaderamente condiciones estilémicas, pues podrá haber muchas que están transitoriamente o que nunca han sido entendidas ni asimiladas, por lo que es indispensable realizar ciertos análisis sobre ellas para comprobar su carácter de estilema. Dos estudios se plantean. El primero será el de analizar diacrónicamente (cierta temporalidad) una cantidad representativa deformas y objetos, sus significados y praxis tanto del contexto como del territorio a posicionar (comporta-miento en los años 60, 70, 80 y 90) y analizar cuáles son los componentes semánticos y sintácticos que pre-dominan y se mantienen en el tiempo. Éstos, por su calidad de trascendencia en dicha cultura, son estilemas (se entienden y leen fácilmente), el receptor los reconoce inmediatamente, pertenecen a su cotidianidad. El segundo estudio (sincrónico) radica en examinar en un mismo tiempo los objetos y formas, sus significados y praxis (bolsos, carteras, billeteras. Actualmente; en el caso de un emisor marroquinero), y al igual que el anterior, los rasgos, formas predominantes y constantes serán estilemas; están en la cotidianidad, sus significados y praxis han sido en-tendidos y memorizados.

ESTRUCTURAS DE ORDEN, LECTURA Y CRITERIO DE LOS LENGUAJES OBJETUALES 
intencionIalidad de los estilemas
Una vez se han establecido los estilemas desarrollando los componentes semántico y sintáctico y evidenciando el pragmático, es necesario identificar las posibles relaciones. Estas estructuras serán maneras sistémicas de ordenamiento de las condiciones  a las lecturas de éstos, de modo que puedan ser aplicados coherente mente en todos los posibles objetos del emisor proyectista
Se necesita pues desarrollar unas estructuras (sinérgicas y recursivas) de los estilemas (generando universos léxicos), las cuales viabilizarán los órdenes de lectura que tendrán al aplicarse dentro de uno o varios territorios objetuales. Estas estructuras serán maneras sistémicas de ordenamiento de las condiciones estilémicas del lenguaje, las cuales generarán modos completos de posicionamiento
Como se mencionó anteriormente, los estilemas, dependiendo de su condición, se presentarán en unos determinados estados: estilema contextual, paradigmático y de posicionamiento. Una vez realizado este trabajo de definición del estado del estilema, la labor consistirá en determinarles a éstos una intencionalidad que se encargará de definir el modo de traslado de éste, de un espacio objetual a otro; esta intencionalidad se podrá presentar de las siguientes tres maneras:
Indicativa: es cuando el estilema se expresa de modo real, es decir cuando el paso de un lugar a otro se realiza de modo literal, mimética configuracional.
Referida: es cuando el estilema se expresa de modo relacional, es decir cuando al efectuar el paso de un lugar a otro el estilema conserva asociaciones símiles.
Inferida: es cuando el estilema se expresa de modo derivado, es decir cuando al efectuar el paso de un lugar a otro el estilema conserva principios de asociación.
Las posibles modificaciones morfológicas son cambios controlados y relacionables; que en su totalidad se originan como una condición de análisis he intención morfogenética  de los estilemas de cara al contexto y territorio (condición que el ejemplo no especifica)
Por praxis: cuando dos praxis pertenezcan a una misma línea (poe ejemplo, la bicicleta todoterreno y turística), territorio (condición que el ejemplo no especifica). Será quizá pertinente utilizar de modo indicativo el estilema (llevarlo de la todo terreno a la turística literalmente), todo esto gracias a la cercanía en sus praxis y por ende en sus praxemas (ambas tienen pedales para un determidado desplazamiento, tenedor para una determinada suspensión, manubrio para una determinada manipulación) Por lo anterior, la definición de la intencionalidad del estilema, dependerá de una serie de factores, que el diseñador deberá tener en cuenta de acuerdo al contexto, territorio y forma de posicionamiento. Factores que se especifican dependiendo del caso, sin embargo, se evidenciaran algunos criterios.
Por cotos de caza: cuando los objetos producidos no poseen estas cercanías praxológicas (como por ejemplo, empresas de electrodomésticos que producen exprimidores, licuadoras, aspiradoras, planchas),pero sin embargo los cotos de caza praxológicos, si no son los mismos, son muy próximos (por ejemplo, los objetos para una cocina, o los de una cocina y los del comedor); la intencionalidad del estilema podría ser referencial, de manera que probablemente éstos serán sometidos a alteraciones configuracionales con el objetivo de ser contextualizados dentro de cada praxis específica, pero que buscarán conceptos de relación.
Por conceptos: cuando las praxis y cotos de caza de ciertos objetos, son definitivamente lejanos (por ejemplo un reloj y una lámpara); entonces los estilemas  podrían tener una intencionalidad inferida, es decir, en el traslado buscarán asociaciones en principios conceptuales (por ejemplo, en la moto y la pluma de un determinado emisor, el reconocimiento podría esta balancearse por lo pesado de sus volumen lo metálico de su estructura y el brillo de sus texturas.
 Por identidad cultural: éste es un factor de suma importancia, pues existen objetos cuya cercanía cultural es muy próxima en términos de identidad o pertenencia, independientemente de otro tipo de condiciones (por ejemplo una moto, un encendedor y una cigarrera); aquí, es posible determinar la intencionalidad del desplazamiento de modo indicativo, referido o inferido; por ejemplo, llevar algunos estilemas con alteraciones configurativas mínimas, casi de orden dimensional, o por el contrario desplazarlos de modo muy conceptual, por ejemplo, la virtualidad de sus estructuras, la mentalidad de sus volúmenes.
La importancia de este punto se basa en evidenciar la existencia de territorios no solo culturales, como el de este caso sino también territorios sígnicos estéticos, proxológicos, simbólicos, los cuales afectaran la intencionalidad y por ende el modo de desplazamiento de los estilemas, concluyendo que cada caso estará motivado por unas condiciones muy concretas.
Por temporalidad: en este caso el emisor abre una taxonomía estilémica y de lenguaje por medio de temporalidades. La empresa desarrolla lenguajes por un lapso de tiempo determinado y se posiciona dentro de esta temporalidad. Ninguna empresa pretende posicionarse por un corto espacio de tiempo; por lo que es vital mantener condiciones estilémicas permanentes que se irán contextualizando, afectando o variando, dependiendo de la temporalidad. Así, este lenguaje analiza los cambios modales configurativos del contexto o territorio y los simboliza con sus estilemas, dándoles una determinada intencionalidad. La empresa decide la duración de este simbiotismo, estado e intención dependiendo de la trascendencia de éste. Por ejemplo, en la época del mundial de fútbol, incluye estilemas contextuales indicativos alusivos a este evento y la convierte, muy probablemente, en una simbiosis temporal corta, o estudia una temporada escolar y la convierten en una simbiosis temporal extensa. En este caso la empresa se posicionará, no sólo por su actitud de novedad inmediata y transitoria (estilemas temporales), sino también por la memoria de sus estilemas permanentes-progresivos, en donde los usuarios reconocerán al emisor y su capacidad de rápida transformación y asimilación de loa inestables cambios morales.
Las posibles alteraciones para manejar los estilemas, dependiendo de su intencionalidad, se podrán realizar desde los principios conceptuales de la teoría dela Gestalt (tamaño, color, volumen, contorno), des de los principios figurativos (fondo-figura, proporción, escala, pregnancia), desde las relaciones sistémicas del objeto intra e interfiguralmente, como por ejemplo, recurrencia de gestaltemas, correlación de la secuencia, auto correlación de ciertos elementos (se percibe lo que le da el carácter por la frecuencia con la que utiliza planos virtuales con esferas flotando) y, en general, desde todos los conceptos manejados en la estructura del objeto (calidad, cualidad y accidente)o sistema de objetos (competencia, complementación, reproducción).
 Entonces, se le definirá una intencionalidad a los diferentes estados de los estilemas, desarrollando modos de ordenamiento y lectura, estructuras jerárquicas y flujos para imponer el lenguaje en una calidad o tipo lógica objetual
De esta manera se podrán desarrollar tablas, esquemas o gráficas que evidencien al proyectista la estructura jerárquica del lenguaje a modo de herramienta proyectual; estas estructuras determinan los criterios de posicionamiento. Lo importante es que se puedan hacer lecturas y que a través de ellas el emisor pueda tener alcances prospectivos, ya que para elaborar una cultura de proyecto se necesita de una historia grafía del objeto. Pero necesariamente, para elaborar estas estructuras jerárquicas de lectura se necesita de una toma de decisión por parte del diseñador de objetos, y ésta dependerá de factores tales como: el contexto y sus referentes pragmáticos, el territorio y su nivel de desarrollo, las intenciones del emisor y la capacidad de este diseñador objetual. De ningún modo estas estructuras afectan el concepto del proyectista, sino que por el contrario intentan posicionar este criterio.


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